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miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿QUÉ REPRESENTA EL PROCURADOR ALEJANDRO ORDÓÑEZ MALDONADO?

Alejandro Ordóñez Maldonado, Procurador General de la Nación, quien ha sido reelegido en una terna de dos, que realmente fue de uno,  es un hombre de provincia santandereana, como él mismo lo indica, formado en derecho y filosofía desde una perspectiva conservadora, como él mismo también lo indica, que se retiró del seminario para formar un hogar con quien fuera su único amor y su soporte afectivo durante una hermosa convivencia que ha dado como fruto tres hijas, motivo por el cual el desmiente la posibilidad de ser tratado de misógino, ya que tiene cuatro amadas flores en casa, como lo expresara la mañana del 27 de noviembre de 2012 por Caracol Radio.
Al escuchar sus declaraciones sobre el papel que desempeña como Jefe máximo del Ministerio Público, instancia cuya una de sus funciones más importantes es velar e investigar que los  funcionarios públicos tengan una impoluta hoja de vida, varias inquietudes me asaltan. ¿Cómo es posible que el Procurador General de la Nación, comprometido con viejas prácticas clientelares, incluida la de su reelección, sea quien vigile a los otros funcionarios públicos para que no incurran en prácticas corruptas? ¿Acaso este cargo no debería estar bajo responsabilidad de la oposición política, si la hubiera, para que justamente se garantizara un mínimo de transparencia en el ejercicio público de los funcionarios del Estado y del actual gobierno?
La noticia de la reelección me deja pensando que a pesar de las innegables transformaciones que ha vivido la nación y el Estado colombiano desde la promulgación hace veinte años de la actual y reeditada Constitución Política, todavía no hemos tenido en nuestro país una transformación fundamental en el ámbito sociopolítico y sociocultural, de forma que constituyamos partidos y movimientos políticos que realmente difieran del bipartidismo que nos remonta al Frente Nacional. ¿Dónde estarán las fuerzas alternativas masivas que contrarresten el poder político de los partidos tradicionales, que con otros nombres y otros ropajes, siguen anclados y anquilosados en el Congreso de la República?
La reelección de Alejandro Ordóñez Maldonado puede ser un indicador de que la historia de las mentalidades en Colombia, aún transita en un camino farragoso hacia la modernidad, es decir, hacia la transformación de un pensamiento moderno, plural, diverso, incluyente y democrático.
Alejandro Ordóñez Maldonado refleja todavía un pensamiento regeneracionista propio de la Constitución colombiana de 1.886. Más de un siglo llevamos en Colombia con el poderío de una cierta forma de pensar que niega libertades y derechos a quien piense diferente. A pesar de que las mujeres, los indígenas, las comunidades afros, las llamadas comunidades Lgtbi, las diversas e innúmeras minorías de todo tipo, se expresen en las calles, lo cierto es que no se ha conquistado un espacio fundamental en la toma de decisiones, como es el Congreso de la República. Allí donde se toman las decisiones, allí donde se hacen las leyes, allí donde finalmente se orienta el destino de una nación, la mentalidad sigue siendo parroquial, provinciana, clientelista y pre-moderna. Así, es difícil caminar hacia un Estado y una sociedad más democrática. 

jueves, 22 de noviembre de 2012

HOMOFOBIA EN EL CONGRESO

La homosexualidad no es una patología, la homofobia sí. Que un senador conservador, elegido por voto popular, como Roberto Gerlein haya esgrimido sus desastrosas opiniones en el Congreso de la República tratando con apelativos ofensivos, discriminatorios y degradantes a un grupo humano merece el repudio nacional de un país que quiere caminar hacia la democracia y la paz.
Concepciones como las de este Senador sólo sirven para polarizar y desinformar a la ciudadanía desviando la discusión de fondo sobre la unión civil de parejas del mismo sexo y el reconocimiento pleno de sus derechos en igualdad de oportunidades.  De igual forma reviste una soterrada violencia simbólica y de género al osar despojar de la humanidad a un grupo humano.
Sólo habrá verdadera democracia en Colombia cuando los representantes del Estado reconozcan realmente la diversidad y la pluralidad de esta nación fundamentada en las bases constitucionales  y que personajes como Gerlein abiertamente desconoce. Mientras que el mundo camina en otra dirección: hacia el reconocimiento social y político de múltiples diversidades, Colombia, representada en su Congreso, camina hacia el ostracismo. Este tipo de manifestaciones expresan peligrosos niveles de machismo, misoginia y homofobia totalmente contradictorios con la construcción de Políticas Públicas de Género y de la Comunidad LGBTI e incita peligrosamente a distintas formas de violencia contra las mujeres y los homosexuales.
Es perentorio que en el Congreso de la República se reconozcan los derechos ciudadanos de todos y cada uno de los grupos sociales y humanos que conforman la nación, y cuando un representante del  Estado se sirve de su investidura pública para hacer este tipo de declaraciones, es nuestro deber ciudadano exigir su dimisión inmediata, pues no está cumpliendo con el papel para el cual fue elegido como servidor público.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

INDIGNACIÓN

La Buitrera, Cali, 21 de noviembre de 2012
¿Cómo explicarle a mi hija, de 3 años, que un policía mató al joven Clisman Túquerres? ¡Qué tiempos dan difíciles en los que te está tocando crecer!, atino a pensar. Resulta que aquí en la Buitrera, corregimiento al sur de Cali, el sábado 17 de noviembre un grupo de jóvenes departía alegremente en una cancha de fútbol, asistiendo al enfrentamiento deportivo de dos equipos femeninos. Un grupo de adolescentes, al parecer, molestó a unos policías que pasaban por el sector. Hay que señalar que la cancha de fútbol queda enseguida de la estación de policía. Según el Periódico El País, en su edición del 18 de noviembre, el policía se quitó la correa para castigar al menor indisciplinado e inclusive amenazó con llevarlo a la Estación de Policía. Frente a esta posibilidad el hermano mayor del adolescente entra a mediar la situación y a defender al hermanito.
En extrañas circunstancias el Policía pierde su pistola 9 milímetros y al recuperarla, apunta a la cabeza del joven y le dispara a quemarropa, hiriéndole de gravedad. (Periódico El País, 8/11/2012). Clisman Túquerres es llevado a una clínica cercana, e intervenido quirúrgicamente. Entre tanto, la comunidad enardecida quería linchar a los policías, por lo que fueron resguardados en la Estación. En la mañana del domingo 18 de noviembre los habitantes del corregimiento La Buitrera salieron a protestar por las calles de la localidad, para denunciar que el joven murió. Mientras tanto, debí enfrentarme a la perspicaz pregunta de mi hija: ¿Mami, entonces, al muchacho lo mataron porque estaba molestando?  ¿Cómo explicarle a mi hija el concepto de abuso de autoridad? ¿Cómo explicarle el concepto de civismo? Cuando a ella en su jardín infantil le están enseñando normas de tránsito, de convivencia y respeto por las autoridades. ¿Cómo explicarle ese respeto cuando las autoridades militares no respetan la vida de los civiles?
Los mensajes de los carteles usados en la manifestación son claros y contundentes: “si la policía que está para defendernos es la misma que nos ataca, entonces ¿quién nos debe defender?” “Queremos justicia” “No más policías asesinos”.  Este tipo de cosas no pueden pasar. Simplemente no pueden suceder. No son casos aislados, como pretenden presentarlos los comandantes o superiores de policía. Ni la muerte del joven Becerra, en Bogotá, sorprendido plasmando un graffiti en un puente, ni el maltrato con la reportera gráfica del periódico El Tiempo, también en Bogotá, ni este lamentable hecho donde el joven Túquerres perdió la vida por un disparo a quemarropa que le propinó un policía, son casos aislados. No lo son y no pueden volver a suceder.
Está en mora la Policía de emprender una profunda transformación al interior de la institución policial para educar ampliamente a sus agentes en el respeto absoluto por la vida. La naturaleza de la Policía está para proteger a la población civil. Bajo ninguna circunstancia un policía puede agredir de ninguna forma a un ciudadano desarmado, mucho menos, a menores de edad en las circunstancias como las descritas anteriormente. No sé cuál sea la formación que recibe la Policía hoy, no sé el énfasis que se les da a sus agentes sobre la importancia de los derechos humanos. No lo sé. Estos casos nos dicen todo lo contrario.

Este joven ultimado por un policía no era un delincuente, no estaba atacando la institución. Ni estaba en medio de una manifestación, ni hacía parte de ninguna organización criminal. Era un joven de una zona rural que estaba asistiendo a un partido de fútbol femenino y que quiso defender a su hermano, por el abuso de autoridad de un policía. ¿Cuál es el impacto que genera este hecho en los niños, niñas, jóvenes y comunidad en general del sector? Este indignante suceso de degradación humana, debemos denunciarlo con vehemencia para que cada vez más tanto la población civil como la policía tengan claro que la segunda está para cuidar la primera y no para atacarla. 
Es perentorio que organismos como la Defensoría del pueblo, Personería y la Procuraduría acompañen este reciente caso, para garantizar que haya verdad, justicia y reparación. Y que la Policía Nacional se comprometa públicamente con el país a revisar los procedimientos y protocolos de reclutamiento y permanencia de sus policiales. Homicidas como el que mató a Túquerres no pueden portar un uniforme y menos, un arma estatal.

lunes, 29 de octubre de 2012

¿CUESTION DE INDIVIDUOS O DE INSTITUCIONES?

Quiero referirme a dos casos de violencia física y simbólica contra las mujeres que generaron polémica durante la semana pasada en Colombia. El primero de ellos, el caso de la reportera gráfica Ana María García del periódico El Tiempo que fue neutralizada por un policía en Bogotá, cuando pretendía registrar con su cámara digital el accidente del Transmilenio donde este vehículo de transporte masivo se partió en dos.  Al pasar por el lugar, la reportera gráfica percibió la noticia perfecta para registrar y quiso tomar una foto a como diera lugar, el policía la toma por el brazo y le dice que ella no puede pasar al lugar de los hechos, ella le dice que la suelte y ahí empieza un forcejeo, donde por supuesto el policía con toda la fuerza y la técnica castrense doblegó a la reportera gráfica, haciendo gala de un desmedido uso de la fuerza y abuso  de autoridad. Un transeúnte registró en su cámara la foto que aparece adjunta.


Fuente foto: El Espectador.

Con la contundente imagen de abuso de autoridad el Director de la Policía procedió a presentarle disculpas a la reportera en nombre de la institución, argumentando que al policía se le seguirá el respectivo proceso disciplinario y que su actuar es una vergüenza para la Policía Nacional. Analizando el caso con mis estudiantes del curso “Las mujeres en la historia” en la Universidad Autónoma de Occidente-Cali, considerábamos que este es no es un caso aislado de abuso de autoridad, sino que, por el contrario, el comportamiento del policía se corresponde con una directriz institucional y con la exigencia de una cultura misógina que le dicta consciente o inconscientemente a los hombres normales cómo actuar. Es decir, el policía actúa de acuerdo con lo aprendido y exigido en la institución a la que pertenece. Este policía está formado para estar al acecho del enemigo, identificar posibles delincuentes y sobre todo no aceptar un posible irrespeto a la autoridad, mucho menos por parte de una mujer irreverente. El policía se comportó pues, como un hombre normal, que actúa sin pensar, condicionado por exigencias viriles y militares, él sigue los patrones estandarizados de una cultura machista y obedece la jerarquía militar, tal como le ha sido enseñado.

La actitud del policía es pues, un ejemplo más de una cultura machista, misógina e irrespetuosa del género femenino – no sólo de las mujeres- y además de una cultura institucional que exige a sus funcionarios lealtad con la institución, demostrando resultados y competencia,  jamás dando a entender atisbo alguno de debilidad. Un ejemplo más de lo que el sociólogo canadiense Michael Kaufman, llama “la contradicción de poder entre los hombres”. En el actuar de este policía confluyen varias situaciones: la normalidad de los hombres comunes, la virilidad irreflexiva y la práctica laboral automática.

El segundo y polémico, caso que puede calificarse de violencia simbólica contra las mujeres en Colombia, es la distribución y posterior confiscación de los llaveros distribuidos entre los soldados del ejército para promover la importancia de desactivar las minas antipersonales en Santa Rosa del sur, Bolívar. El llavero tiene en su centro la imagen de un par de piernas negras que desatan el sostén rojo de una mujer que está de espaldas, acompañado por el letrero: “Porque sus piernas sirven para algo más que caminar”. Con un claro contenido sexual, racial y de instrumentalización del cuerpo femenino, un funcionario de una Comisaría de Familia procedió a hacer la respectiva denuncia para impedir la distribución del polémico llavero. Afortunadamente alguien sensato tuvo a bien parar este desacierto, no obstante muchas preguntas se tejen alrededor.

Fuente foto: El Espectador.
¿Cuál es la naturaleza de este Estado colombiano, que si bien tiene funcionarios públicos sensatos como aquel que denunció la circulación del llavero, tiene otros que tienen la desfachatez de diseñarlo, producirlo y ponerlo a circular?

¿Cuál es el lugar que ocupa la mujer en el Estado Colombiano? Si hubiera claridad en el respeto absoluto que tanto hombres como mujeres merecen  y que en la propaganda tiene un fin social, que no puede abusar de imágenes con contenido sexual, ni discriminatorio, este tipo de cosas ni siquiera podrían ocurrir.

No es el caso de una agencia particular de publicidad que distribuye información masiva para promover un mercado privado, estos llaveros, aunque hayan sido posteriormente decomisados, son realizados con recursos públicos, concebidos por un publicista -cuya calidad conceptual no entro juzgar aquí- ha sido contratado por ese Estado que debería estar comprometido con el respeto absoluto de las mujeres y con la educación social, de forma que no hubiera lugar a equívocos de este tipo.



Estos dos casos de violencia física, el primero, y simbólica el segundo, no responden a un comportamiento individual, sino a una directriz institucional que dista  mucho de un proceso de civilización donde podamos construir una sociedad basada en el respeto absoluto del ser humano. Donde la mujer no tenga que andar defendiéndose de hombres que abusan de su fuerza física y, en este caso, jamás una mujer pensaría que tiene que defenderse de una institución que está para defenderla. Donde la imagen y el cuerpo de la mujer no sean, bajo ninguna circunstancia,  instrumentalizados con fines de mercado ni de ningún otro tipo. Pero si el Estado, que debería ser el garante de los derechos humanos, da ejemplo de todo lo contrario, el avance por el proceso civilizatorio se nos hace más difícil.
 

viernes, 26 de octubre de 2012

Retos para la participación política de las mujeres negras en Colombia

Foro: “Porque lo Personal es Político no más Violencia contra las Mujeres”.

Retos para la participación política de las mujeres negras en Colombia

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga, PhD en Ciencias Sociales
Buenaventura, miércoles 10 de octubre de 2012


Presentación
Tengan todas ustedes muy buenos días. Es un placer para mí estar en Buenaventura, tierra de mis afectos que me ha alojado en distintos momentos de mi vida y en la que he aprendido bastante del trabajo comunitario y de los procesos organizativos de las mujeres negras.
Me han pedido para este foro que me refiera al tema de la participación política de las mujeres, con énfasis en las mujeres negras. Para tratar el asunto me quiero referir a tres aspectos que considero fundamentales para que las mujeres negras incorporen en su proceso de participación política; el primero de ellos es la Historia, el segundo es la Cultura y el tercero es la Política.
Historia
Considero importante referirnos a una nueva historia; una historia donde se tenga en cuenta también a miles de invisibles que han hecho parte de ella pero que no han quedado registrados en los anaqueles históricos. Grandes historiadores han planteado ya, que las mujeres son las grandes ausentes de la historia, pues ellas no fueron tenidas en cuenta como protagonistas de grandes hazañas, sin embargo contribuyeron en tales gestas libertarias. En honor y justicia a tales procesos, los historiadores franceses Georges Duby y Michelle Perrot han dedicado varios tomos a la Historia de las Mujeres, partiendo desde la antigüedad, pasando por la edad media, hasta llegar a la mujer moderna. Por otra parte, Eric Hobsbawn, historiador inglés recientemente fallecido, llamó a la revolución cultural de las mujeres, como una revolución silenciosa que ha transformado la vida cotidiana del siglo XX sin lanzar una sola bala.
Efectivamente las mujeres han contribuido de manera fundamental en transformar la historia social, introduciendo cambios en la vida íntima, cotidiana y doméstica. Revolución cultural y silenciosa. 
Para nombrar una historiadora más, quiero referirme a Joan Scott, quien en su libro “Género e Historia”, considera que al ver la sociedad con las diferencias de género, es decir, con las relaciones sociales y de poder que se construyen entre hombres y mujeres, tal mirada trae cambios significativos de la sociedad, haciendo aportes fundamentales a la forma de escribir y contar la historia. Esa Historia, con H mayúscula, ya no es la historia del hombre, sino la Historia de cómo los seres humanos, hombres y mujeres, han contribuido a la vida social, económica, política y cultural de las sociedades.
No obstante, a pesar de esfuerzos significativos en el mundo académico, todavía existe una deuda pendiente con las mujeres que no se reconocen en las mujeres blancas, de clase media o burguesas. Las mujeres campesinas, indígenas, pobres y negras, no han estado debidamente reconocidas en la Historia.  
Así pues, considero necesario y de vital importancia que las mujeres negras  reconozcan su propia historia como pilar fundamental de la participación política. Es necesario saber de dónde venimos, cómo fueron los procesos de diáspora, dependencia y emancipación. Pero esa historia, no es por supuesto la historia oficial, es una nueva historia, es la historia que se recoge de algunos libros, pero también de la tradición oral y de la resignificación de procesos sociales y políticos.  Hablemos un poco de ellos.
¿Sabemos qué se conmemora el próximo viernes 12 de octubre? Nos educaron diciéndonos que celebramos el día del descubrimiento de América. De niñas nos disfrazaron de negras e indias y nos hacían ofrecerles oro a los reyes de España. Todavía existen algunas escuelas que reproducen ese esquema; esa forma de ver, estudiar y hacer la historia. Después nos dijeron que era el día de la raza, eufemismo que pretende presentar el encuentro de, por lo menos, tres mundos: el español, blanco y civilizado, con el africano y el indígena, inculto e incivilizado. Pueblos primarios a los que había que llevarles civilización, un orden social europeo, foráneo, blanco  e impropio. Desconociendo a todas luces, estos nuevos pueblos como comunidades autónomas. Tal Encuentro algunos críticos lo consideran realmente encontronazo.
Pues bien, debemos reconocer que ese lenguaje hay que cambiarlo. Ya algunos procesos sociales latinoamericanos han alzado sus voces desde 1992, año en que se conmemoraron los 500 años de América, para decir: “a nosotros no nos ha descubierto nadie” y no tenemos nada que celebrar,  pero sí mucho que conmemorar. Hacer memoria. De ahí deriva que para este próximo 12 de octubre se considere que realmente estamos conmemorando “El último día de libertad para los pueblos originarios” pues aquí vivían grandes civilizaciones que fueron usurpadas. Y de África se trajeron violentamente pueblos enteros desconociendo sus culturas y jerarquías. Los colores de piel fueron el pretexto para legitimar el abuso y la violencia contra pueblos enteros.
¿Cómo incide ese proceso de esclavización, violencia y usurpación del que fueron víctimas los pueblos afrodescendientes, hasta nuestros días? ¿Será que existe en la cotidianidad del pueblo afro huellas de ese pasado violento que condicionen su vida hoy en día?
Invito a las mujeres negras a que conozcan su historia y piensen en estos y otros interrogantes. Invito a las mujeres negras a que eduquen a sus hijos e hijas en una nueva historia. Invito a las mujeres negras a que cuestionen la educación tradicional que se brinda en las escuelas y colegios, donde se esté insistiendo en paradigmas de dependencia y sumisión, para que propongan nuevos cánones de reconocimiento de la historia y por tanto de la libertad.
Cuando las mujeres negras reconocen su propia historia, y no la historia oficial, empiezan a hacer conciencia de que han sido sujetos de doble discriminación: la discriminación por género y la discriminación racial. Podríamos agregar también que existe la discriminación por clase social. Así pues, mujeres negras y pobres tendrían una triple discriminación. Pero la transformación de esa realidad social no depende de que alguien externo, como yo, lo diga en una ponencia de media hora. Transformar esa realidad depende de iniciar un proceso consciente de valoración, interés y reconocimiento de la propia historia. No la historia aburrida que nos hacía dormir en las clases de ciencias sociales, para las que fueron a la escuela, sino la nueva historia, la que cuentan las abuelas, la que investigan también, intelectuales comprometidos con la libertad de los pueblos oprimidos. Esa historia hay que buscarla y que hay que construirla. Así pues, insisto en que uno de los pilares fundamentales para la participación política de las mujeres negras es conocer su propia historia, su nueva historia.
Cultura
Se tiene la tendencia a creer que cultura es todo. El concepto y la palabra cultura han caído, pues, en un lugar banal, superficial y pobre. Vamos a comprender en este foro que la cultura es todo aquello que transforma los estados del ser humano, de esta manera, son los seres humanos los que hacen la cultura. La cultura es construida socialmente. La tradición, es decir, la repetición de costumbres por generaciones, hacen creer que la cultura es algo normal, natural o que siempre ha sido así. El segundo aspecto que quiero resaltar entonces, es que la cultura es transformable porque es producto humano.
Entonces, cuando a ustedes les digan que “la pobreza es cultural, “el machismo es cultural”, “la violencia es cultural”, piensen: ¡que bueno! Porque quiere decir que podemos transformar tales situaciones, que no son naturales, que no brotaron de la tierra. Fíjense que cuando a distintos problemas sociales la gente responde: “es que eso es cultura”, parece como si estuvieran diciendo “no hay nada que hacer” y es justamente todo lo contrario. Todo lo que es cultural es producto humano, por  tanto es transformable. Si tuviéramos que hablar de una naturaleza humana, ella sería cultural.
En el caso de las mujeres negras, quiero referirme a un aspecto particular de la cultura y es sobre la representación social que se ha construido de la mujer negra. El estereotipo sociocultural de la mujer negra. ¿En qué consiste eso? Pensemos: ¿Cuál es el modelo de mujer negra que se tiene socialmente? Cuando se piensa en una mujer negra, ¿Cómo se refieren a ella? La mujer exótica, hermosa, cadenciosa, sexual, erótica, y otro tipo de apelativos que hacen referencia a su desempeño sexual. También como la mujer perezosa, abandonada y desordenada. Epítetos que son extensibles también a los hombres negros y que dan cuenta de un racismo soterrado. Pues bien, en el caso de las mujeres-negras, políticamente no se puede ni debe hacer una distinción de género y clase. Porque las dos formas de discriminación operan conjuntamente.
Ahora pensemos: ¿Cómo son alimentados esos estereotipos culturales por las propias mujeres negras? ¿A las mujeres negras les gusta ser reconocidas sólo como buenas sexualmente? ¿Contribuyen a esa minimización de su ser mujer? Dejemos esas preguntas quietas por un momento, pues no es fácil su decantación, demos un tiempo.
Quiero presentar algunas fotografías de mujeres que están rescatando modelos de mujeres negras, olvidados, desconocidos e invisibilizados. Se trata del concurso de peinados afro que se viene realizando hace varios años en Cali. Quienes realizan este concurso tienen un trasfondo político que se articula culturalmente a través de ciertas estéticas que se consideran de resistencia. Las mujeres afro son el nicho por excelencia de un nuevo mercado: el pretendido blanqueamiento de la mujer negra, a través de cosméticos, especialmente cremas alisadoras para el cabello, que escondidas tras el pretexto de la facilidad en el manejo y de la belleza blanca, quieren que las mujeres negras alisen a cualquier costo su cabello crespo, llamado “apretado” o “duro”. 
Miremos las siguientes fotografías y reconozcamos también la belleza, otra belleza en una estética invisible. Desconocida. Y pensemos si es posible reconstruir una nueva estética de la mujer negra, que contribuya culturalmente en procesos de empoderamiento y reconocimiento como mujeres negras. ¿Qué nos dicen esos peinados? ¿Qué historia traen desde la lejana y misteriosa África? ¿Qué representan? ¿De qué pueblos milenarios y culturas ancestrales nos hablan? Miremos.









 



Fotos de Jesús Humberto Jimenez Zamorano.

Esos peinados tienen una historia. Una razón de ser. Un pasado que, a fuerza de imposiciones estético-culturales, las mujeres negras han ido perdiendo. Creo que la transformación cultural de las mujeres negras, necesaria para su participación política, empieza por reconocer que existen estereotipos que no sólo son creados socialmente, sino que son alimentados desde adentro de las propias mujeres negras. Invito a que las mujeres negras sean dueñas de sus propios procesos culturales y ese proceso comienza por el cuerpo.
La mujer negra ha sido cooptada por el mercado e instrumentalizada por la publicidad. De la misma forma ocurre con las mujeres blancas, mucho menos con las indígenas. Pero si las mujeres negras quieren construir procesos políticos auténticos, autónomos, importantes, duraderos y fortalecidos desde las bases, es necesario e importante que vayan al interior de su propia historia y su propia cultura; un buen comienzo es pensar en cómo su cuerpo ha sido banalizado e instrumentalizado y cómo ellas mismas han contribuido a esa banalización.
Sé que esta propuesta puede resultar desconcertante, incómoda y hasta atrevida. Porque siempre estamos acostumbradas a ver los problemas y las talanqueras allá afuera y no bajo nuestra propia responsabilidad. Pero ya que tenemos la oportunidad de pensar en nuevos procesos, propongo mirar para adentro y empezar a transformar desde allí. Que la belleza blanca no sea el patrón de belleza negra, de acuerdo, pero que las mujeres negras no permitan ser objetos de mercado, que hagan consciencia de su cuerpo, de su belleza, de su estética y de cómo no alimentar los distintos estigmas que se tienen sobre la mujer negra.
Es legítimo, por supuesto, que las mujeres negras quieran parecerse a las blancas, legítimo en el plano íntimo y personal, pero si estamos queriendo abordar la participación política de las mujeres negras, debemos empezar por reconocer la diferencia, como también que ella, la diferencia, no puede ni debe ser soporte de desigualdad. La igualdad de derechos depende de reconocer la diferencia. Miremos más peinados que nos recrean esa nueva estética que propongo reconocer y valorar más en contrapeso de los objetos de mercado que cooptan hasta nuestro gusto.

Foto de Jesus Humberto Jimenez Zamorano


Foto de Jesus Humberto Jimenez Zamorano

Política
Finalmente quiero referirme a la política. Primero, abordemos el concepto a partir de la filósofa de la política Hannah Arendt, para quien la política persigue el bien común. La política nace entre los seres humanos. La política es colectiva. No existiría por tanto una acción política individual, sino que representa siempre una colectividad. Desde esa perspectiva, se puede considerar que, paradójicamente, las mujeres negras siempre han tenido participación política. Pues siempre han tenido prácticas comunitarias, es decir, colectivas, y han velado por el bien común. La paradoja consiste en que su participación comunitaria no ha sido reconocida ni valorada políticamente. De nuevo, han estado por fuera de procesos de representación.
Las mujeres negras tienen pues, experiencia ancestral del ejercicio político. Ese reconocimiento se articula con los aspectos señalados anteriormente, la historia y la cultura. Estas tres esferas, pues, historia, cultura y política, tienen una íntima relación para pensar en los procesos de participación política de las mujeres negras.
Si las mujeres negras han tenido esa experiencia, yo invitaría a que la conozcan, la reconozcan y la valoren positivamente, pues existe allí un gran valor agregado que antecede su actual participación. Pero, haciendo una gran salvedad: y es que las mujeres negras podrían ser el pivote de una nueva forma de hacer política en Colombia y en su región, si se diferencian en su práctica, de viejos vicios clientelares que han privilegiado los intereses de unos pocos, a costa del bien común.
Una nueva política en manos de mujeres negras, necesita que reconozcan como se ha confundido la práctica política, que en esencia busca el bien común, con la búsqueda del bien particular. La política de las mujeres negras no puede privilegiar intereses individuales. Yo invitaría a que las mujeres negras se preparen para participar políticamente reconociendo su historia y su cultura para actuar de una forma distinta a lo que tradicionalmente ha sido la política en Colombia: una práctica que privilegia intereses particulares. 
En Buenaventura y en la Costa Pacífica, como también en otras regiones de Colombia, la participación política de comunidades negras ha caído en vicios de clientelas que terminan justificando la estigmatización racial contra esta población. Es decir, cuando las comunidades negras van a la vida política y terminan actuando con las mismas prácticas cuestionadas de otros sectores, este tipo de prácticas se escudan en el vedado racismo, argumentando que los negros no tienen capacidad de gobierno y mucho menos de gobernanza. Esto obedece a que los grupos históricamente discriminados, como las mujeres y los negros, son más duramente juzgados cuando tienen actuación pública.
Se debe tener en cuenta, además, que la participación política es inherente a la vida pública, esto exige que se actúe siempre con transparencia, idoneidad y honestidad. Las mujeres negras tienen ahí un gran desafío. Pues ustedes, mucho más que yo, saben que en su región y en sus localidades, las prácticas políticas no han sido las más diáfanas. Esto no obedece solamente a diferencias de género, raza y/o clase social, sino a la existencia de un sistema político que invita a la corrupción y el despilfarro de bienes públicos, porque los recursos no han sido concebidos colectivamente, son para fines particulares.
Ese es otro aspecto fundamental para la participación política de las mujeres negras: conocer cómo funciona el Estado colombiano, conocer cuál es el sistema detrás de este Estado y cómo ha sido concebido la práctica política, para que reconozcan los errores, los vicios y las dificultades y se construyan en clara oposición contra todo aquello que vaya contra el interés colectivo. La participación política de las mujeres negras requiere, pues, una formación ética férrea, basada en sus prácticas ancestrales de colectividad.

martes, 9 de octubre de 2012

¿Cómo construir cultura ciudadana?

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga de la cultura.
Cali, 9 de octubre de 2012.

La cultura ciudadana no se reduce, por supuesto, a saber usar el sistema de transporte masivo; saber que P40, significa que va de la zona 4 a la zona 0, como diligentemente enseña frente a las cámaras la gerente de Metrocali. Vamos a entender por cultura ciudadana las formas, modos, prácticas, hábitos y costumbres de usar adecuadamente la ciudad, para que toda la población que la habita, desde los más ricos hasta los más pobres, tengan derecho a vivir a plenitud en ella, esto es: gozarla como espacio público de encuentro.
Vamos a entender por ciudad ese conglomerado urbano moderno que necesita y promueve, o debería promover, unas formas particulares de vivir en la ciudad. Uno de ellos, por ejemplo, el buen uso del espacio público. Entendiendo no sólo el espacio físico, sino el espacio sociocultural de la democracia y el ejercicio político. Así, pues, una cultura ciudadana sería la forma en la que los ciudadanos viven y disfrutan la ciudad, gozan de los bienes públicos, usan el espacio público y conviven sin agredirse unos a otros.
¿Cómo se podría caracterizar la cultura ciudadana de una ciudad como Cali? Sin duda, estamos lejos de que todos sus habitantes tengan todavía derecho a la ciudad. Derecho a una ciudad amable, habitable, segura, arborizada, descontaminada, caminable, usable.  Y frente a nuestra falta de cultura ciudadana, los dirigentes de la ciudad insisten en sancionar a los malos ciudadanos que no demuestren una buena cultura ciudadana, como si ellos, los dirigentes, estuvieran eximidos de responsabilidad en nuestra pobre cultura ciudadana y como si los malos ciudadanos, fueran los únicos responsables de este caos urbano.
La cultura ciudadana no es natural, no brota de la tierra y no es innata a los humanos, la cultura ciudadana se construye. Y ese proceso social no depende solamente de los individuos –esos buenos y malos ciudadanos- que habitan la ciudad, sino también, y sobretodo, de los dirigentes que orientan el destino de la misma. La cultura ciudadana no se mide por asuntos que pueden resultar meramente cosméticos como hacer la fila, no arrojar la basura, no pisar la cebra y ceder el paso, aspectos importantes, sin duda,  pero que resultan menores frente a otros estructurales y que dan cuenta del derecho a vivir y gozarse la ciudad; habrá cultura ciudadana cuando se mejore la infraestructura física y habitacional, cuando las redes de servicios lleguen a precios justos a todos los usuarios que la necesiten, cuando cuidemos del medio ambiente, cuando haya políticas sociales de inclusión, como subsidios al transporte público, entre otros aspectos, aspectos que los ciudadanos necesitan y demandan de distintas formas, pero que los dirigentes de nuestra ciudad no parecen entender y atender, así, es difícil construir cultura ciudadana. Necesitamos ponernos (y no colocarnos) de acuerdo.
Escucho a algunas señoras que añorando una mejor ciudad, resignadas de no tenerla y justificando la ineficacia de los servidores públicos, argumentan que no se puede invertir en infraestructura física, en parques, en zonas verdes y en embellecimiento de la ciudad, lo cual sería un bonito comienzo, porque la gente no cuida, la gente daña, la gente es inculta. Pero resulta que en los países desarrollados está comprobado que lo bonito, agradable, amable e incluyente la gente sí lo cuida. Vamos al tronco y no nos quedemos en las ramas. ¿Por qué algunos “desadaptados” queman los hermosos buses articulados que tanto nos han costado? Pues porque hay insatisfacción ciudadana y no es suficiente sancionar al desadaptado, sino comprender qué es lo que expresan tales sujetos con su accionar.
Parece que los dirigentes de la cuidad, hoy en cabeza del Alcalde de Cali, la gerente de Metrocali y distintos secretarios de despacho, especialmente el de Tránsito y Transporte, encuentran en el vocablo sanción la palabra preferida, el concepto más indicado y el procedimiento más pertinente para construir una cultura ciudadana.
Con la llegada de la nueva administración local, a gran parte de caleños y caleñas nos han metido en cintura, como coloquialmente se dice. A través de multas por exceso de velocidad, por pasarse semáforos en rojo, parquear en lugares indebidos, no tener documentos del vehículo al día, entre otras infracciones o negarse a chatarrizar el bus, están siendo recaudadas millonarias sumas por la administración local – tal como fue señalado por el Alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero, en la mañana del 4 de octubre de 2012 por Caracol Radio- de esa forma, con altas sanciones, se pretende que sea ordenada la ciudad y por ende, que llegue poco a poco la tan esperada ¡cultura ciudadana! ¿Y a ellos quién los mete en cintura?
¿Para dónde va ese dinero recaudado? ¿Será que con estas medidas coercitivas, con las multas y las sanciones implementadas se está promoviendo una cultura ciudadana? Señores de la Administración Municipal, con toda claridad diversos sectores académicos queremos manifestarles que no. Así no se promueve una cultura ciudadana, así no vamos a dar el paso al progreso, así no vamos a ser una ciudad moderna, como lo pretende el Alcalde. El sistema articulado de buses que se promueve como uno de los mejores sistemas de transporte implementados en Colombia y en el mundo, como lo expresan algunos dirigentes, quizás lo sea, pero debemos aceptar, en gracia de la reflexión, que su implementación ha sido traumática y ha  desconocido las necesidades sentidas del grueso de la población, especialmente de los usuarios más pobres y de los antiguos transportadores que se han quedado sin trabajo. En lugar de darle un manejo diferente a la situación se sigue actuando con medidas de fuerza, de choque, de imposición y no con conciliación de las partes. De repente un día amanece y el trabajador o el estudiante no saben cómo llegar al trabajo, al colegio o a la universidad. Y a esos se les pide tolerancia.
Señores de la administración municipal, se debe reconocer también que Cali ha sido una ciudad planificada especialmente por los comerciantes y empresarios, que no dudan en montar un nuevo centro comercial y desarrollar de esta manera la ciudad por pedacitos, pero no ha sido planificada por la administración municipal, muestra de ello es el crecimiento desordenado de la ciudad, el aumento de la miseria y de la inseguridad urbana, como también el plan de las llamadas Megaobras, que si bien ha sido un avance importante para la ciudad, en muchas circunstancias parece el resultado de la improvisación. Sin duda, el MIO es un avance en materia de ciudad; claro indicador de progreso especialmente para las clases medias y altas, pero no para los sectores más pobres, que están sintiendo los rigores de esta implementación.
¿Cuándo se desarrollará una megaobra social para garantizar que no haya niños durmiendo en la calle? ¿Cuándo se adelantará una megaobra social de inversión en salud, educación y vivienda, para evitar el crecimiento de nuevos asentamientos humanos en lugares de riesgo? Todos fuimos viendo como crecían y crecían en las márgenes de la ciudad, zonas para donde no debían crecer, pero crecieron, con el beneplácito de  grandes constructoras -no sólo de los constructores piratas- y el silencio de varias administraciones y autoridades locales.
¿Cuándo se adelantará una megaobra para parar el daño ecológico y ambiental de nuestra región, especialmente de nuestros ríos? Por el contrario, lo que se ve es que las grandes constructoras con permisos debidamente otorgados por la Alcaldía de Cali, construyen sus ostentosos condominios a orillas de los principales Ríos de la ciudad, antes fue el Aguacatal, el Río Cali, el Rio Meléndez y hoy el emblemático y triste Rio Pance. Así, es difícil construir una cultura ciudadana, cuando la brecha entre ricos y pobres, que ya son miserables, sigo creciendo y agudizándose.
Con este panorama de desigualdad social no se  le puede pedir “tolerancia” a la ciudadanía en general, tal como en reiteradas ocasiones lo hace el Alcalde; cuando la ciudad no tolera más miseria, mas deterioro ambiental, más huecos en las calles, una pobre señalización vial, un pobre espacio público, deficiente seguridad ciudadana. “La tolerancia es la pasión de los inquisidores, el buen ladrón quisiera no tener que robar”, así nos canta Silvio Rodríguez y así lo suscribo yo.  
La cultura ciudadana se construye con equidad en la distribución de la riqueza, con educación amplia, masiva y de calidad, con un sistema de salud pleno en cobertura y servicios, con subsidios a la población más pobre, con redes de servicios públicos a precios justos, en general, con justicia social, y no con medidas coercitivas y recaudación de millonarias multas cuyo destino es desconocido para el grueso de la población y sólo azuzan el malestar ciudadano.

martes, 2 de octubre de 2012

MUJERES POR LA PAZ


 

¡ No es muy pronto: es el momento justo ;
 
es oportuno !
 
 
¡rompamos el silencio!

Desde Bogotá nos llega esta información y nos solicitan sumarnos como región a las reflexiones y acciones.

Mujeres de muchos sectores , de los partidos , campesinas, de organizaciones feministas , de Artistas , de excombatientes , del Congreso de los Pueblos, de la Marcha patriótica , de organizaciones pacifistas  y de otros sectores, se reunieron para pensar juntas una alianza, una estrategia frente a la coyuntura del escenario de negociación  y se habló de la urgencia de rodear ese espacio para que las partes no se paren de la mesa.

Quedaron como acuerdos y propósitos  : a. Arropar  el proceso desde las mujeres;  b. construir una corriente de opinión desde las mujeres;  c. Incidir en algunos aspectos de la agenda sin que ello lleve a grandes discusiones d.Que el espacio tendrá como nombre MUJERES POR LA PAZ e. Que se debe sumar a este propósito las mujeres en las regiones y no solo las organizaciones en Bogotá. c. que todas las mujeres que se sumen al movimiento, prepararan una acción pública para el 8 de Octubre o el dia en que inicien los diálogos. d. para la próxima reunión se ajustará y aprobará el Acta de Conformación de MUJERES POR LA PAZ e. se harán sugerencias metodológicas y propuestas para la estrategia de comunicación f. que después del 8 de octubre veremos cómo hacer discusiones para  el Marco jurídico para la paz y Justicia Transicional.

Les animamos para iniciar ese espacio de conversación aca en el Valle del Cauca. Sin que se pierda la autonomía de cada organización y de cada movimiento para participar en el proceso como lo desee, solo que como movimiento de MUJERES POR LA PAZ , nos uniremos a partir de unos acuerdos mínimos para rodear este proceso.

El Movimiento de Mujeres ya ha tenido buenas experiencias en las cuales hemos logrado estar unidas en torno a unos mínimos como en MUJERES PAZ HARAN del año 2.000 y hoy es una buena oportunidad para retomar las acciones conjuntas.

Primera reunión : Este martes 2 de Octubre - Lugar Sociedad de Mejoras Públicas (Carrera 4 #6-76) – Hora : 8:00 a.m. – 10:00 a.m. 

Adjuntamos las Actas de dichas reuniones

¡ No es muy pronto: es el momento justo ; es oportuno ! ¡rompamos el silencio!

viernes, 31 de agosto de 2012

CULTURA DE LA PROTESTA

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga de la Cultura

Cali, 31 de agosto de 2012

En estos días de disturbios y movilizaciones, recuerdo al maestro Estanislao Zuleta con su ensayo sobre la guerra, cuando lúcidamente nos ilustraba que sólo un pueblo maduro para el conflicto es un pueblo maduro para la paz. Quizás se demore en llegarnos lo segundo porque  que nos hemos abordado con altura lo primero. Como pueblo colombiano todavía tenemos pendiente hacer bien la tarea de tener mejores conflictos, es decir, de abordarlos sin necesidad de recurrir a la violencia y de vivir no a pesar de ellos, sino inteligentemente con ellos.

El día miércoles 29 de agosto, desde tempranas horas de la mañana se anunciaba por la radio local y nacional que en Cali se estaba cocinando una gran protesta en el sector de los transportadores. Salían marchas desde distintos rincones de la ciudad, hacia el centro de la misma. Una movilización social que se veía venir y que hace mucho tiempo no se veía en esta ciudad, y que tuvo como escenarios sectores populares otrora combativos y hoy en día un poco adormecidos. Esta vez, los marchantes no avanzaban a pie sino que adelantaban su movilización desde sus pequeños buses, microbuses y busetas de transporte público, desde Sameco, al norte, Puerto rellena al oriente o la Clínica Valle del Lili al sur, hacia el centro de la ciudad.

Al transcurrir la mañana, las principales vías de la ciudad se vieron, en pocas horas, atestadas de estos vehículos rojos y blancos, que iban avanzando al encuentro con los representantes de la Administración Local en el centro de la ciudad, para manifestar su inconformidad con la forma de implementar un sistema de transporte masivo en la Sultana del Valle. En el transcurso del día se fueron escuchando varias opiniones de ciudadanos que vivenciaron de distintas formas este conflicto.

Algún habitante de clase media argumenta que el MIO (Sistema de Transporte Masivo) es el mejor sistema que se ha podido implementar en Cali y que no comparte la protesta desarrollada durante este día. Un habitante de un sector popular le reposta que tal sistema no funciona de la misma manera en los sectores populares de la ciudad, donde los usuarios tienen que esperar el doble o triple de tiempo para abordar estos buses articulados, en comparación con los habitantes de clases medias en Cali. En el populoso sector del Distrito de Aguablanca el MIO puede demorarse en pasar hasta 20 minutos, mientras que por la céntrica Calle Quinta, su tráfico es permanente. Por otro lado, continuaba argumentando que los conductores de los buses que existían antes del MIO se han visto principalmente afectados por la llegada de este sistema, cuya implementación se fue dando sin tener en cuenta diversas realidades sociales y sin la debida planificación urbana.

Otros curiosos que asistían a la conversación argumentaban a favor y en contra del MIO diciendo que el tiempo de movilidad ha aumentado para los usuarios, especialmente de sectores populares o periféricos, igualmente se ha incrementado el costo del servicio, pues en un jeep o automóvil de servicio ilegal (piratas) puede costar la mitad en relación con el moderno sistema de transporte. Diversos aspectos que la Administración Municipal debería tener en cuenta cuando implementa este tipo de cambios que afectan al grueso de la población, especialmente a sectores de la periferia, y no tanto a quienes circulan por los circuitos centrales.  

Al caer la tarde una estudiante me cuenta que no pudo llegar  a la Universidad porque vive en una de esas zonas periféricas donde el MIO tiene mucha más demanda y menos oferta, y que además, un familiar cercano, quien es conductor del MIO, vivió en carne propia los rigores de una turba desbordada en medio de la protesta. Mediante amenazas de quemar el bus o hacerle daño en su persona, este conductor del MIO fue obligado a llevar el bus hacia un local dispuesto por los protestantes, donde lo esperaban varios de sus colegas en iguales circunstancias. Pasaron la tarde retenidos bajo la amenaza latente de sus retenedores y con la zozobra de no saber cuál era exactamente su papel y que estaba aconteciendo con el proceso de negociación entre la Administración Municipal y los dirigentes de la protesta.

¿Será que los transportadores del MIO, que también son pueblo, y que fueron intimidados y amenazados el día de ayer, apoyarán la lucha de sus otroras colegas del gremio de transportadores? La estudiante que describió las escenas de miedo vividas en su barrio, estaba visiblemente afectada por la situación, no por la movilización o protesta, que en sí misma comparte, sino por la forma en que el pueblo agrede al mismo pueblo. ¿Cómo hacer para que las luchas sociales sean incluyentes de forma que no se conviertan en enemigos los que no lo son y se fortalezcan las verdaderas demandas de la población?

Sin duda, la protesta social vivida ayer en Cali y que quizás sea el inicio de una serie de movilizaciones ciudadanas, está expresando una rabia social contenida desde hace muchos años, sería deseable que el pueblo caleño, y el pueblo colombiano, siguiera madurando la forma de protestar y que tuviéramos el placer de vivir la protesta como una gran fiesta, tal como pretendió enseñarnos el Maestro Zuleta.

ME ESTRENÉ EN LAS FOTOMULTAS

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga de la Cultura
Cali, 31 de agosto de 2012

En este momento existen en Cali 10 cámaras inteligentes (así le llaman) ubicadas en 10 sitios estratégicos de la ciudad, con el propósito de fomentar la cultura ciudadana y el respeto hacia las normas de tránsito. Los puntos donde están ubicadas se consideran estratégicos por la alta accidentalidad y el riesgo de robos que ellos representan. Todos los días debo pasar por uno de estos puntos estratégicos a tempranas horas de la mañana para desplazarme desde mi vivienda hasta mi sitio de trabajo.
Esta semana tuve la desagradable sorpresa de recibir en mi casa la notificación de una “fotomulta” por haber pasado con exceso de velocidad (76 km de 60km permitidos) por el cruce de la Avenida Pasoancho con Carrera 66, cuyo semáforo se encontraba en luz verde, tal como lo capta la cámara inteligente en uno de estos puntos estratégicos, y mi desagradable sorpresa fue mayor cuando me notificaron por segunda vez de una segunda infracción, la misma, esta vez pasé a 71km por un sector donde debía transitar a 60km. Una vez superada mi indignación por el regaño ciudadano me dispuse a asistir a la Secretaría de Tránsito y Transporte para implorar una posible amnistía a fin de no pagar todo el valor de estas multas, consciente de mi infracción quise intentar un indulto.
El atento funcionario dispuesto para “servicio al cliente” me explicó que no cabía en mi demanda ningún argumento a mi favor, puesto que había infringido la norma, hecho del cual soy consciente, pero que, de cualquier forma me cabe el derecho ciudadano a la “controversia”, proceso que él no recomienda en este caso porque no hay nada que alegar a mi favor. Hablamos de la cultura ciudadana, de la falta de educación vial, de la falta de señalización y de lo absurdo de algunas normas.
También fue enfático en aclarar que en tales “puntos estratégicos” donde están instaladas las “cámaras inteligentes” la accidentalidad ha disminuido en un 35%, y que sin duda, la ciudadanía empieza a familiarizarse con tales artefactos, quedando en duda si también con el cumplimento de la norma, pues se escucha decir que la gente respeta las normas donde hay cámaras, no por lo que la norma representa en sí misma.
Espero, le dije al funcionario, que la norma sea tan efectiva, rígida e imparcial también con los conductores ebrios cuya irresponsabilidad ha cobrado la vida de muchas personas, sin que la ley sea lo suficientemente estricta, como con los sonados casos capitalinos, cuyos victimarios han recibido el beneficio de la casa por cárcel, mientras los familiares de las víctimas lloran sus muertos.
La próxima semana haré el curso para disminuir mi multa en un 50% y pagaré lo correspondiente por haber infringido la norma que me indica haber aumentado la velocidad, la primera vez en 16km y la segunda en 11km en una distancia equivalente a dos cuadras. Me comprometo a cumplir la norma, ser una buena ciudadana y no cometer ninguna otra infracción. Aviso que para diciembre se estima que en Cali habrá 50 cámaras inteligentes ubicadas en 50 sitios estratégicos para que nos familiaricemos, no sólo con su ubicación, sino con el cumplimiento de las normas de tránsito.

martes, 14 de agosto de 2012

HACIA UNA NUEVA CULTURA POLÍTICA

Cali, 14 de agosto de 2012
Elizabeth Gómez Etayo, Carmen Jimena Holguín, Hernando Uribe Castro, Guido Germán Hurtado Vera y Germán Ayala Osorio[1]
Desde distintas corrientes místicas hasta la física cuántica, se coincide en afirmar que cuando pensamos algo, al otro lado del mundo alguien puede estar pensando en lo mismo. A veces se tiene la grata sensación de que tal premisa pueda ser cierta.
Frente a la actual crisis política que se vive en Colombia, desde hace varios meses algunos docentes universitarios venimos pensando en que es necesario, y por las actuales circunstancias contextuales, urgente, el surgimiento de nuevos liderazgos verdaderamente democráticos para que Colombia encuentre un nuevo rumbo, lejos del autoritarismo, la polarización ideológica y política y, más aún, lejos de la propuesta de un desarrollo extractivo, ambientalmente insostenible, que se viene aplicando en Colombia desde el 2002 y que ha afianzado algunos medios de comunicación al servicio de las élites políticas y económicas que imperan en nuestro país.
Ese nuevo liderazgo puede surgir tanto del movimiento social e indígena, como del mundo académico y de grupos de intelectuales, con el claro propósito de sumar fuerzas y esfuerzos para articularse a la vida social y política de un país como Colombia.
Un país que, sin duda, tiene líderes políticos, pero ello no necesariamente se traduce en propuestas democráticas, sostenibles y responsables social y ambientalmente. De allí que la sociedad colombiana espere el diseño de propuestas políticas y opciones de poder  que respondan al mandato constitucional donde se consagra que somos un Estado social de derecho. ¡Exijámoslo!
Intelectuales y académicos que no pueden quedarse silentes, temerosos y aislados frente al rumbo de un país que da tumbos, porque está soportado en liderazgos políticos y económicos que no buscan cambiar las complejas circunstancias del contexto colombiano, en especial las que originaron el levantamiento armado en los años 60, sino, perpetuarlas y extenderlas con claros beneficios para unas reducidas élites, que por cierto, cada vez más demuestran su incompetencia para la construcción de un proyecto de nación incluyente.
Desde hace varias semanas los indígenas Nasa del norte del Cauca vienen haciendo pública una apuesta política que ha sido juzgada por varios como de ingenua: no aceptar actores armados en sus territorios.
Estamos tan acostumbrados al poder de las armas y a la existencia de diversos ejércitos, que plantear una vía desarmada, pacífica, no parece tener asidero. Si fuéramos más generosos y ahondáramos en nuestra comprensión, podríamos pensar que la vía desarmada nos podría conducir a una nueva cultura política, donde recuperemos el valor de la palabra y la condición de civiles capaces de rescatar y de reconstruir espacios democráticos.
Acciones pacíficas, responsables, prudentes, respetuosas y comprometidas que permitan, a quienes creemos en una salida negociada al conflicto armado interno, modificar sustancialmente las circunstancias de pobreza, desempleo, concentración de la riqueza y de la tierra, que hacen ver a este orden social y político como ilegítimo y en específicos momentos, como inviable.  
El pueblo colombiano, azuzado por los medios masivos de comunicación que tenemos, lamentó mucho más el desplazamiento de un soldado de su puesto de combate, que el asesinato de un joven indígena, reconocido como un vano error militar. Seguramente los líderes indígenas del Norte del Cauca tendrán que desvirtuar las versiones del Gobierno de Santos y recogidas ampliamente por los medios masivos, que señalan que el movimiento indígena está permeado y cooptado por las Farc.  
De igual forma, mantenerse firmes y claros en la negociación que avanza con tropiezos con el Gobierno nacional, bajo la veeduría de representantes internacionales, para que sus propuestas no sean burladas. Pero sin duda, son los indígenas, tanto del Cauca, como los de la Sierra Nevada de Santa Marta y de la gran selva amazónica, entre otros rincones, quienes  están dando pautas para un nuevo trasegar en Colombia. Un llamado al diálogo, al desarme y al encuentro con los otros y con la naturaleza. Es posible silenciar las armas. Un embrión de un nuevo país que nace en las entrañas de una minoría golpeada física y culturalmente.
Por otro lado, la  semana pasada asistimos con sorpresa a la llamada “misteriosa cumbre de intelectuales” en Medellín, que está en vía de constituirse en un nuevo movimiento ciudadano llamado “Pedimos la palabra”. Importantes intelectuales, políticos democráticos y exfuncionarios públicos, se dieron cita para intentar nuevos y necesarios procesos políticos en Colombia, que nos lleven, insistimos, hacia una nueva cultura política. Por supuesto que muchos hacen falta en esta congregación. El próximo encuentro será en Cali, lo que hace pensar en la posibilidad de que se vaya fortaleciendo a lo largo y ancho del país. Creamos en esta nueva posibilidad.
Tanto indígenas, como mujeres, jóvenes, afrodescendientes, ambientalistas, comunidades diversas, académicos críticos y todos los que tengamos un espíritu y una conciencia democrática, podemos darnos cita y encontrarnos por distintos coordenadas de la geografía nacional, para construir una nueva Colombia, lejos de los gritos, las balas y la desenfrenada avaricia económica que viene ignorando el medio ambiente. Lejos de la abierta polarización entre dos líderes políticos cuyo liderazgo poco le aporta a la paz, a la reconciliación, al fortalecimiento y a la ampliación de la democracia.
Es un reto construir una nueva cultura política, que quiebre las nefastas experiencias del pasado. Es un desafío construir una nueva cultura política dejando de nombrar a aquellos que desde hace 10 años nos tienen engolosinados hablando de ellos, sea para elogiarlos o para criticarlos. Que la justicia, en todo el conjunto de instituciones que la representa y que todavía no han sido contaminadas por el gusanillo de la corrupción, como las altas cortes, se encarguen de juzgar a quienes han atrasado el verdadero desarrollo del pueblo colombiano.
Mientras tanto los otros, nosotros, nosotras, los que creemos en la democracia, en la justicia, en la paz sin armas, en la reparación y en una nueva cultura política, estemos atentos a los llamados de nuestros hermanos mayores y a nuestros colegas académicos que han iniciado el camino hacia una nueva cultura política.


[1] Profesores-investigadores de la Universidad Autónoma de Occidente.

jueves, 9 de agosto de 2012

Las mujeres en la historia: El curso que estoy desarrollando en la Universidad Autónoma de Occidente.

PRIMER MODULO: LAS MUJERES EN LA HISTORIA OCCIDENTAL.
Presentación del curso.

Las mujeres en Grecia Antigua.
Programa del curso

N. Vrissimtzis. (2002) “Amor, sexo e casamento na Grécia Antiga”.
La profesora presentará en las dos primeras sesiones los lineamientos generales del curso, de forma que los estudiantes puedan elegir biografías de interés para exponer.
Las mujeres en la época medieval.
Michelle Perrot. (2007) Mi historia de las mujeres
Todas las clases son tipo seminario de discusión. La profesora presenta el tema y promueve la activa participación de los estudiantes basada en textos y documentales.
El papel de las mujeres en la Iglesia Católica
Película: La Pontífice

Lectura: “Maria Magdalena ¿autora del cuarto evangelio?
En una sesión se ve la película completa y en la otra se realiza un foro de acuerdo con guía de análisis.
Las mujeres en el mundo moderno occidental.
Simone de Beauvoir. (1945). “El segundo Sexo.”

Documental sobre Mayo del 68 francés
En una sesión se ve la película completa y en la otra se realiza un foro de acuerdo con guía de análisis entregado por la profesora sobre el contenido del filme.
Mujeres sobrevivientes del holocausto Nazi.
El diario de Ana Frank. ¿Qué es la política? de H. Arendt.

Fin de la II GM.
Oriana Fallaci. Entrevista con la historia.
Los estudiantes se organizará por grupos y escogerán una de las entrevistas que hace la autora, para presentarlas ante el grupo.
PRIMER PARCIAL: Las estudiantes investigarán la biografía de una mujer destacada en el campo de la ciencia y presentaran un informe sobre sus aportes al pensamiento.
SEGUNDO MÓDULO: LAS MUJERES EN AMÉRICA LATINA
Mujeres
Latinoamericanas en la primera mitad del siglo XX Frida Khalo
y Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura en 1945.
Diario de Frida Khalo.

Película Frida (2002)
Biografía de Gabriela Mistral
En una sesión se ve la película completa y en la otra se realiza un foro de acuerdo con guía de análisis entregado por la profesora sobre el contenido del filme.

El papel de las mujeres en las dictaduras del cono sur.
Patricia Verdugo. (1989) “Los zarpazos del puma”.

Documental sobre Las Madres de la Plaza de Mayo.

De lo doméstico a lo político. El papel de las mujeres en el mundo público.
Biografía Eva Perón.




El papel de las artistas en la mediación simbólica.

Película Violeta Parra (2012).
Letra y música de Mercedes Sossa.
Poesía de Alfonsina Storni.
En una sesión se ve la película completa y en la otra se realiza un foro de acuerdo con guía de análisis entregado por la profesora sobre el contenido del filme.

El papel de las mujeres en la guerra, el caso de Centroamérica.
Rigoberta Menchú. (1998) “Rigoberta: La nieta de los mayas.”.


SEGUNDO PARCIAL: Las estudiantes escogerán una autora latinoamericana en el campo de la literatura y presentarán un resumen analítico de una de sus obras. Se proponen: Isabel Allende, Marcela Serrano, Gioconda Belli, Laura Restrepo, Clarice Lispector, Angeles Mastretta, Angela Becerra.
LAS MUJERES EN COLOMBIA
Ideas liberales en Colombia
Maria Cano. Mujer Rebelde
La profesora ubica el contexto social y político de Colombia a inicios del siglo XX
1957: Voto femenino en Colombia
Lola Luna (2004) “50 años del Voto femenino en Colombia. Compañera y no sierva”. En UN Periódico.
Se espera desarrollar un debate sobre la participación política de las mujeres en el mundo contemporáneo.
El papel de las mujeres en los conflictos socio políticos colombianos.
Patricia Lara. (2000) “Las mujeres en la guerra”
Película: Confesiones a Laura. (1991)
Película: Rosario Tijeras. (2005).
En una sesión se ve completa una de las dos películas, la otra se sugiere para verla en casa, y en la siguiente sesión  se realiza un foro de acuerdo con guía de análisis entregado por la profesora sobre el contenido de los filmes.
El papel de las mujeres en los medios de comunicación en Colombia.
Audio de Diana Uribe sobre Historia de Colombia.
En la última sesión se espera que los estudiantes tengan elementos de análisis para comprender la participación de las mujeres en distintos ámbitos de los medios de comunicación, por ejemplo, como periodistas, actrices, presentadoras de noticias, entre otros.
EVALUACION FINAL: Las estudiantes harán un ejercicio autobiográfico reconstruyendo la historia de mujeres de sus familias y analizando las transformaciones que ha habido desde generaciones anteriores hasta ellas.