Buscar este blog

miércoles, 21 de marzo de 2012

Patio de escuela

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga de la Cultura

Cali, 28 de marzo de 2012

Es poco frecuente en estos tiempos, encontrarnos con una Maestra de Escuela comprometida con su labor educativa. Pero que las hay, las hay. Conozco varias de ellas y sé de sus preocupaciones porque los niños y las niñas que tienen bajo su tutela, sean personas íntegras que contribuyan a una mejor humanidad y que, además, siendo estudiantes de escuela pública, tengan acceso a las mismas condiciones que ofrece la educación privada, de forma que al egresar del sistema educativo compitan en igualdad de condiciones en el mercado laboral y en general, estén bien preparados para la vida.

Sin embargo, el panorama, sobre el cual sostuve conversaciones con una maestra, nos muestra que la realidad de la escuela pública desborda sus loables intenciones, al no encontrar ni las condiciones materiales para desarrollar bien su tarea día a día, ni el acompañamiento entre sus colegas para desarrollar tal labor lo mejor posible.

La labor de educar debería ser una de las más reconocidas y mejor remuneradas en cualquier sociedad. Pues sobre sus hombros recae, nada más y nada menos, que formar integralmente a todo un pueblo. Bien sabemos que no es así, como también que la realidad de las escuelas, tanto en la sala de aula como en el patio de recreo nos está diciendo hace mucho rato y no le hemos prestado la suficiente atención, que los distintos y graves problemas sociales de desigualdad, exclusión y marginalidad se reproducen en la escuela. Quiero compartir en esta breve crónica algunos apartes de mis conversaciones con una maestra.

Encontramos niños cursando la primaria e integrando las llamadas “bandas”, y no es un juego. No están jugando a policías y ladrones. Tristemente, están entrenándose desde pequeños para ser reconocidos y ascender socialmente a través de la violencia, y para ello deben entrenarse en el uso de armas blancas, cuyos sucedáneos son el compás, las tijeras y un lápiz con buena punta. Instrumentos de educación que antes eran usados para la clase de geometría, dibujo y manualidades, ahora son usados por algunos chiquillos, como el arma perfecta para atacar a sus compañeritos en el recreo.


¿Qué tipo de sociedad hemos construido, para que los niños aspiren a ser malandros? Atención, son especialmente los niños, varones, sujetos masculinos, los que están construyendo este tipo de aspiraciones, las situación de las niñas será motivo de otra reflexión.

Entremos un poquito en la vida de esos niños. Es importante decir que su escuela y sus viviendas no están ubicadas en los sectores más periféricos de la ciudad, por el contrario, viven y estudian en barrios céntricos de Cali. Señalo esto, porque nos acostumbramos a creer que en los barrios más pobres de las ciudades, donde se reproducen todo tipo de desigualdades, son los únicos donde estos problemas afloran. Es claro que las distintas marginalidades contemporáneas han corrido su cerco y es casi imposible no toparnos a diario con algún ejemplo de ellos en nuestro camino.

Los niños se están criando con abuelas, adultas mayores, que no están ni edad ni en condiciones materiales de criar nietos. Ellas están lidiando con su propia pobreza, y encima, han heredado, paradójicamente, la responsabilidad de criar a los nietos, cuyos padres y madres han viajado al exterior con la promesa incumplida de enviar dinero para su sostenimiento y algún día “mandar por ellos”, o han viajado a otra ciudad colombiana con la misma sana intención, o simplemente se han desentendido de su responsabilidad de criar hijos porque éstos llegaron sin esperarlos, sin desearlos y, como suele sucederle a muchos, se asustaron con el regalo.

Los niños tienen problemas de conducta porque nunca han tenido normas ni han acatado órdenes. No respetan la autoridad, porque en casa no la tienen y la maestra de escuela tampoco es un referente suficiente para ser reconocida como tal. La única autoridad que reconocen es la del “duro” del barrio, el que les proporciona armas y drogas y le enseña que por esa vía puede obtener reconocimiento y prestigio, pero debe entrenarse desde pequeño para tal fin. El capo del barrio le muestra cómo es un hombre de verdad. Hombre violento. Hombre que agrede. Hombre que gana respeto y reconocimiento mediante la fuerza. Modelos de ser hombre que reproducen los medios de comunicación, a través de noticias guerreristas, políticos vociferando al mismo tiempo que bendicen y novelas tristemente célebres que promueven un hombre violento, capo y agresivo.

Distintos niños en distintas escuelas manifiestan conformar una “banda” y, haciendo gala de su posición, cometen todo tipo de atropellos contra sus compañeritos; los castigos nos les valen, no hay padres ni madres de familia para llamarlos a una reunión, la abuela está asfixiada en la precariedad económica y sus colegas consideran que la situación no es tan grave. Algunas maestras se resisten a aceptar que sus niños y niñas sean candidatos a sicarios, bandoleros o cualquier forma de criminales. La responsabilidad de la pasa por la convivencia y no solamente por las matemáticas y la biología.

Una de las principales labores educativas de hoy, sería formar a estos niños para que sean ciudadanos íntegros y no limitar la educación a formas tradicionales de transmisión de conocimientos. Un copiar y hacer ejercicios de libros sin sentido. ¿Se imaginan como cambiaría nuestro país, si los 200 mil maestros en Colombia, por lo menos lo que pertenecen a la red pública, los del magisterio, se comprometieran a educar bien nuestros niños y niñas? Otro sería el cantar!

miércoles, 14 de marzo de 2012

La respuesta desatinada de SoHo a Hola

Por
Elizabeth Gómez Etayo, Hernando Uribe Castro, Germán Ayala Osorio,
Guido Germán Hurtado Vera y Carmen Jimena Holguín

Docentes de la Facultad de Humanidades
Universidad Autónoma de Occidente
Cali, 14 de marzo de 2012

En diciembre de 2011 la revista española Hola publicó una polémica fotografía ilustrando el artículo titulado “Las mujeres más poderosas del Valle del Cauca en Colombia”. Tal imagen presentaba, en primer plano, a cuatro mujeres blancas sentadas sobre sus muebles blancos, luciendo sus finas, aunque informales, ropas blancas con delicado decorado; y al fondo, en un segundo plano, aparecían dos mujeres negras evocando la servidumbre con sus pulcros uniformes blancos, llevando en sus manos bandejas con vajilla de cristal que se incluyen como parte del cuadro del lugar. Para completar la escena, concebida editorialmente y aceptada por las señoras blancas, aparece, al fondo, una piscina y la vista panorámica de la ciudad de Cali. Una imagen que, sin duda, oculta mostrando. Al respecto, planteamos que este era un claro ejemplo de violencia simbólica reproducida por los medios masivos de comunicación.

En palabras de Pierre Bourdieu, genera representaciones diferenciadas de clase social, de género y de raza para quienes las observan; reproduciendo discursos de los roles y estatus que la sociedad ha trasmitido y que ciertos grupos sociales simbolizan dentro de la estructura de la sociedad, que para nuestro caso evocaría el papel de las mujeres “afrodescendientes”. Mujeres que, por lo general, cumplen roles de servidumbre en casas y haciendas de mujeres poderosas (ricas, afamadas, influyentes y con reconocimiento social) que los medios de comunicación intentan imponernos como un patrón a seguir, sin detenerse a pensar lo que implica alcanzar dicho estatus, en materia de derechos, dominación y violencia cultural.

Tres meses después, en marzo de 2012, la Revista colombiana SoHo, bajo la dirección de Daniel Samper Ospina, con el aparentemente ánimo de reivindicar a la mujer negra y darle un lugar protagónico y en clara respuesta a la imagen registrada en la Revista Hola, hace un estudio fotográfico con cuatro despampanantes mujeres negras y publica una fotografía de tales beldades desnudas. La fotografía muestra a cuatro mujeres negras sentadas en poses sensuales, con un bronceado perfecto destacando sus curvas y pieles ébanos brillantes y seductoras, en un contexto tropical, con una piscina al fondo y de nuevo, como en Hola, incluyendo la servidumbre, pero ahora, con mujeres supuestamente blancas, pero que realmente son mestizas y humildes, como parte del decorado general.













http://www.soho.com.co/home

Una de las modelos que posó encantada para la fotografía, Belky Arizala, directora de la fundación “El alma no tiene color”, argumenta que aceptó posar desnuda para sentar su voz de protesta frente a la discriminación y, por su parte, el director de la revista, Daniel Samper Ospina señaló que es una reivindicación de la mujer negra. ¿Reivindicación de qué? Nos preguntamos nosotros. ¿Frente a qué estás protestando, estimada Belky?
Esta nueva imagen evidencia una situación igual y tal vez, mucho peor que la foto publicada en Hola. El trasfondo de discriminación racial se mantiene, pues no sólo usa el mismo tipo de estrategia, sino que de fondo existe una intencionalidad de dar respuesta, bastante desatinada, que realmente sólo obedece a lógicas del mercado y de la sociedad de consumo, a un hecho que socialmente generó el rechazo e indignación por parte de diversos sectores de la sociedad, entre ellos el académico.


Cuestionamos esta respuesta de la Revista SoHo porque hace uso del mismo tipo de estrategia de violencia simbólica doblemente intencionada y manipulada, que confunde la ciudadanía y manipula la opinión pública. Usar un grupo de mujeres afrodescendientes imitando la escena de la fotografía de la revista Hola, reivindica la mujer negra como un objeto sexual, cosificado, que privilegia la superficialidad de la imagen del cuerpo, con el agravante, además, que en este caso, no aparece un discurso, una razón o motivo distinto a sentimientos de venganza y retaliación.
No aparecen las mujeres negras como señoras de la alta sociedad, tal como sí son mostradas las blancas en la imagen anterior y que originó esta desacertada respuesta de parte de SoHo, sino que su valor en tanto mujeres negras se minimiza a la estética sensual y al discurso sexual impuesto por la cultura machista y por esa ideología del gran macho que reproduce SoHo, elevando al estatus de mercancía el cuerpo femenino; es esa apuesta editorial, periodística e ideológica de la revista SoHo la que alimenta ese apetito masculino, de allí que sea una revista para Hombres. No se destacan las mujeres negras por sus cualidades intelectuales, artísticas, culturales, sociales o por sus habilidades como empresarias, no. Se destacan como símbolo sexual, como simples objetos sexuales.


Para los medios de comunicación y, de manera particular, para SoHo, la imagen desnuda de la mujer es un instrumento de las fuerzas del mercado que le posibilita ganar adeptos- y adictos a los desnudos- en la sociedad de consumo, más allá de ser un canal de formación ciudadana. Este medio es un actor más que, con sus propios intereses, dista mucho de cumplir con una función social de formación democrática fundada en un periodismo cívico y crítico, de denuncia o reivindicación.


Por el contrario, SoHo entroniza en sus lectores el valor de uso y de consumo que sobre lo femenino, insisten otros actores de esa perversa industria cultural que insta en mantener esa idea de Hombre y de Macho, soportada en que su felicidad está exclusivamente en consumir mujeres. En lugar de proponer otro tipo de hombre capaz de construir relaciones simétricas y respetuosas con las mujeres, con el cuerpo femenino, la señalada revista persiste en un imaginario colectivo que termina confirmando ese carácter premoderno de un país y de una sociedad que culturalmente son conservadoras, violentas y excluyentes.


Es claro que SoHo usó como estrategia de venta, tal como lo ha hecho en otras ocasiones, la aparente reivindicación de la mujer negra. Pues en la imagen no existe un discurso que dimensione el rol político y social de la comunidad afrodescendiente. De aquellas mujeres que ocupan lugares en los distintos ámbitos de la sociedad, desde aquellos espacios donde aportan a la construcción de una sociedad diferente, o desde donde se denuncian injusticias y todo tipo de desigualdades y desde los cuales se lucha contra posturas discriminatorias y de segregación social.


Las mujeres jefes hogar y madres cabeza de familia, mujeres lideresas de comunidades y gestoras de procesos de paz, mujeres en las esferas del gobierno desde donde aportan a la edificación de un tipo de sociedad distinta que reconoce el aporte de los grupos minoritarios.

Lo que este tipo de respuestas genera en los ciudadanos es “un efecto de realidad” que puede mostrar y hacer creer lo que se muestra, que puede conllevar a un tipo de representación de la mujer que dista de ser real en la medida en que, en la vida cotidiana, la mayor proporción de mujeres, no se corresponden con las mujeres construidas por el mercado y visibilizadas a través de los medios de comunicación. Tanto SoHo como Hola hacen una discriminación racial y social de la mujer, con el agravante de que la primera, en una pretendida reivindicación racial, termina usando con fines meramente comerciales la imagen de la mujer afro.


Y frente a la postura que intenta, cual héroe, reivindicar la mujer negra, hay un situación particular: una visión práctica que les lleva a sacar el mayor partido, de las posibilidades que les ofrece el instrumento mediático del que disponen. Cabe, entonces, una reflexión más profunda y tiene que ver con la imagen que los responsables de los medios de comunicación tienen y dan de estos y de la verdad de su acción e influencia. Los medios de comunicación son, en conjunto, un factor de despolitización que actúa principalmente sobre las fracciones de clase más despolitizadas del público.


Esta banalización de la mujer negra excluida que hace SoHo, respondiendo a Hola, es mucho peor porque desdibuja más el rol de la mujer en una sociedad como la colombiana, y es por ello que como ciudadanía tenemos el deber y el derecho de combatir, pues sus efectos son tremendamente funestos para la cultura y la democracia.

lunes, 5 de marzo de 2012

EL DERECHO DE LAS MUJERES A UNA EDUCACIÓN DIFERENCIADA

Por Elizabeth Gómez Etayo, Socióloga de la Cultura.
Cali, 8 de marzo de 2012.
En la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente, donde soy profesora, se realizan cada semestre una serie de foros sobre derechos, cada docente debe preparar un pequeño artículo para entregarlo al estudiantado y participar del foro. Este semestre el Foro será sobre el Derecho a la Educación y aproveché la ocasión para hablar sobre el derecho que deberíamos tener las mujeres a una educación diferenciada. No podía perder esta oportunidad, puesto que por cosas del destino o quién sabe qué conjunción astral a mí me tocó hacer mi participación en el foro justamente el día 8 de marzo. A continuación presento lo que les diré a mi auditorio estudiantil.

He querido hacer esta reflexión sobre el Derecho de las mujeres a una educación diferenciada, haciendo un breve repaso de cuál ha sido y es la situación de la Educación de las Mujeres en Colombia y en el mundo, con el fin de contribuir, con esta reflexión, a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Aunque desde hace más de dos siglos se hizo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desde entonces y hasta ahora la mujer ha sido discriminada negativamente por distintas razones, pero especialmente por su género -por su condición femenina-. Fue por eso que Olympes de Gouges tuvo la osadía de escribir en 1791 La Declaración de los derechos de la Mujer y la ciudadana, parafraseando irónicamente la Declaración Universal de los Derechos del hombre y del ciudadano de 1789, de los que estaban excluidas las mujeres, aunque fueran burguesas.

Aún hoy, cuando estamos conmemorado más de un siglo de luchas de mujeres obreras (1909), motivo por el cual se conmemora y no se celebra el Día Internacional de la Mujer, muchas mujeres no gozan a plenitud de sus derechos como seres humanos e inclusive en muchos contextos la mujer no es considerada como sujeto de derechos. La negación de los derechos de las mujeres se manifiesta, entre otras cuestiones, en la manipulación y comercialización de su imagen y de su cuerpo. Cuando compartí con mis colegas que quería hablar sobre los derechos que deberíamos tener las mujeres a una educación diferenciada, me preguntaron por qué debería ser así, puesto esto aparentemente generaría más desigualdad; atiné a decir que en contextos de exclusión, especialmente de género, se deben hacer acciones afirmativas para discriminar en positivo lo que por siglos ha sido marginal. En medio de ese debate, llegó a mis manos este pequeño artículo que nos ilustra sobre cómo sería posible educar a las niñas, a las jóvenes y futuras mujeres, de una forma diferente. Educarlas para que sean sujetos pensantes, sujetos libres y críticos, que puedan tomar decisiones y no ir al ritmo que marque el mercado, los medios de comunicación y la sociedad patriarca. Esto articulo ilustra justamente lo que quiero compartir:

“Cómo hablarles a las niñas pequeñas
Por Lisa Bloom Traducción de Hernán Echavarría
El fin de semana pasado fui a una cena en la casa de una amiga, y conocí a su hija de 5 años. La pequeña Maya tenía el cabello castaño y crespo, ojos oscuros, y se veía adorable en su vestido rosado y brillante. Me provocaba decirle: "¡Maya, eres muy linda! ¡Pero, mírate! ¡Hermosa, date la vuelta y muéstrame ese vestido de volantes tan bonito!" Pero me reprimí y no lo hice. Siempre que conozco niñas pequeñas me muerdo la lengua y me abstengo de ese primer impulso de decirles que están lindas/bonitas/hermosas/bien vestidas/bien arregladas/bien peinadas.

¿Qué tiene eso de malo? En nuestra cultura, esa es la forma más común de romper el hielo cuando se habla con niñas pequeñas, ¿no cierto? Y ¿por qué no hacerles un cumplido sincero que les aumente la autoestima? Si es que son tan encantadoras, que, de verdad, me derriten cuando las conozco. Dejemos esa idea quieta por un momento.

Esta semana el noticiero del canal ABC informó que a casi la mitad de las niñas entre los 3 y los 6 años de edad les preocupa ser gordas. En mi libro, Pensar: Una conversación clara para que las mujeres sean inteligentes en un mundo idiotizado, revelo que ahora entre el 15 y el 18% de las niñas menores de 12 años usan regularmente pestañina, delineador de ojos y labial; los desordenes alimenticios han aumentado; y un 25% de jóvenes estadounidenses preferirían ganar el concurso America's Next Top Model que ganar el premio Nobel de la paz. Incluso mujeres universitarias, exitosas y brillantes dicen que preferirían "estar buenas" que ser inteligentes. Hace poco, una madre de Miami murió debido a una cirugía cosmética, dejando solas a dos hijas adolescentes. Este tipo de cosas continúan ocurriendo, y me rompen el corazón.

Enseñarles a las niñas que su apariencia es la primera cosa que uno nota les está diciendo que la imagen es más importante que cualquier otra cosa. Las prepara para hacer dieta a los 5 años, usar maquillaje a los 11, obtener implantes de senos a los 17 y recurrir al Botox a los 23. Como la tendencia de nuestra cultura a que las chicas sean atractivas las 24 horas del día y los siete días de la semana se ha convertido en algo "normal", las mujeres estadounidenses son cada vez más infelices. ¿Qué hace falta? Una vida con sentido, una vida de ideas, lecturas de libros y ser valoradas por sus pensamientos y sus logros.

Por eso es que me obligo a mí misma a hablarles así a las niñas pequeñas:
--Maya --Le dije, mientras me agachaba a su nivel y la miraba a los ojos. --Mucho gusto en conocerte.
--Mucho gusto --Me dijo, con esa voz de niña buena, educada y entrenada para hablarle a los adultos.
--¿Y qué estás leyendo? --Le pregunté, con un brillo en mis ojos. Adoro los libros. Me vuelvo loca por ellos y se lo hice saber.
Ella abrió los ojos, y la expresión facial educada y postiza dio lugar a un entusiasmo genuino sobre este asunto. Sin embargo, ella se contuvo, un poco tímida de mí, una desconocida.
--Me ENCANTAN los libros, --Le dije. --¿Y a ti?
A la mayoría de los niños les encantan.
--SÍ,--Me dijo. --¡Y ya soy capaz de leerlos yo sola!
--¡ah, asombroso! --Le dije. Y lo es, para alguien de 5 años. Muy bien por Maya.
--¿Cuál es tu libro favorito? --Le pregunté.
--¡Voy a traerlo! ¿Te lo puedo leer?
Yo no conocía el libro que trajo Maya: Purpu delicioso. Ella se sentó junto a mí en el sofá y muy orgullosa leyó en voz alta cada una de las palabras acerca de la heroína de la historia, que le encantaba el color rosado, pero era molestada en la escuela por un grupo de niñas que sólo se vestían de negro. Desafortunadamente era un libro sobre niñas y la ropa que se ponen, y cómo las elecciones de vestuario definían sus identidades. Pero cuando Maya terminó de leer, yo desvié la conversación hacia los asuntos más profundos del libro: niñas odiosas, la presión de los compañeros de clase y el no encajar con el grupo. Le conté que mi color favorito es el verde, porque me encanta la naturaleza, y a ella le gustó ese razonamiento.

Ni una sola vez hablamos sobre vestuario, o cabello, o el cuerpo, o quién era bonita. Es sorprendente lo difícil que es mantenerse alejado de esos temas cuando se habla con niñas pequeñas, pero yo soy terca. Le conté que había terminado de escribir un libro, y que esperaba que algún día ella también escribiera uno. Esa idea la entusiasmó de verdad. Las dos estábamos tristes cuando llegó la hora de que Maya se acostara, pero le dije que la próxima vez escogiera otro libro y que íbamos a leerlo y a hablar sobre él. ¡Ja! Eso la animó demasiado como para irse a la cama, y varias veces regresó de su cuarto toda entusiasmada.

Ese fue mi pedacito de oposición a una cultura que envía toda clase de mensajes erróneos a nuestras niñas. Un pequeño esfuerzo por la valoración del cerebro femenino. Un momento corto e intencional de dar un buen ejemplo. ¿Será que esos pocos minutos que pasé con Maya van a cambiar nuestra multimillonaria industria de la belleza, reality shows que degradan a las mujeres, nuestra cultura obsesionada con las celebridades? No. Pero por lo menos por una noche le cambié la perspectiva a Maya.

Intenten hacer esto la próxima vez que conozcan a una niña pequeña. Puede que al principio ella se sorprenda y esté insegura, porque muy pocos les han preguntado por su opinión, pero tengan paciencia y no abandonen la idea. Pregúntenle qué está leyendo. ¿Qué le gusta y qué no le gusta? Y ¿por qué? No hay malas respuestas. Simplemente van a estar generando una conversación inteligente que respeta el cerebro de la niña. Con una niña mayor, pregúntenle por eventos actuales: contaminación, guerra, recorte de presupuesto en las escuelas. ¿Qué le molesta de la realidad del mundo? ¿Cómo lo arreglaría si tuviera una varita mágica? Es posible que obtengan respuestas fascinantes. Háblenle sobre sus ideas, logros y libros favoritos. Denle un ejemplo de lo que una mujer inteligente dice y hace. Para que cambiemos el mundo, de a una niña a la vez.”
-----------

Considero que las mujeres deben tener derecho a una educación en condiciones de equidad. ¿Qué significa esto? Darles las mismas opciones de educación a las mujeres es educarlas de acuerdo con sus características y necesidades en un mundo de exclusiones, especialmente masculinas. Las mujeres deben educarse desde niñas para ser sujetos plenos de derechos, donde sean destacadas por su inteligencia, inventiva, capacidad crítica y de raciocinio, y no solamente por su belleza, encanto y capacidad de seducción.

En nuestra sociedad todo está dispuesto para que las mujeres, a pesar de asistir al sistema educativo, sean criadas y educadas para ser objetos de decoración y dependientes tanto de los caprichos masculinos como del vaivén de la moda y del mercado. Construiremos una sociedad más justa y democrática, cuando las mujeres sean reconocidas como un par, como otro, como un sujeto; este era justamente el gran reclamo que hacía Simone de Beauvoir, filósofa francesa en los años sesentas del Siglo XX, en su libro El segundo Sexo, donde se consigna la gran máxima de que la mujer no nace sino que se hace. Por eso aprovecho hoy, 8 de marzo, Día internacional de la mujer trabajadora, para conmemorar, para hacer memoria, y no sólo para celebrar.

Foro Mujer Salud y Pobreza

Para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Facultad de Humanidades de La Universidad Autónoma de Occidente invita al:

FORO:
MUJER, SALUD Y POBREZA

Invitada Especial:
Janeth del Pilar Valencia Lerma
Directora de la Asociación Lila Mujer

Modera:
Profesora Elizabeth Gómez Etayo

Lugar: Torreón 1A de Aulas4
Día: 8 de marzo de 2012
Hora: 10:30 am – 12m.