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viernes, 18 de enero de 2013

CONTRADICCIONES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

El Estado y la Sociedad colombiana aún no articulan que los períodos inusitados de lluvias prolongadas, llamados “ola invernal” y los acuciantes períodos de sequía como el experimentado finalizando el año pasado y comenzando este, obedecen al cambio climático  global y a la crisis ambiental generalizada que se afronta hoy en todo el mundo. De forma que se actúa  sin dimensionar tal articulación. Las consecuencias del cambio climático en Colombia, manifestadas en repetitivos e intermitentes periodos de inundaciones y sequías, y en consecuencia, pérdidas de vida humana, animal y de diversos recursos, como también daño en la infraestructura vial e inmobiliaria, rural y urbana, son empeorados por los pretendidos macro-proyectos mineros e hidroeléctricos que se construyen de espaldas a esta acuciante realidad socio-ambiental del país, y todo ello todavía no ha generado la suficiente movilización social, por miedo, impotencia o  incomprensión.
El miedo se percibe en que hay denuncias y demandas permanentes tanto por parte de los gremios agroindustriales, como por campesinos y moradores urbanos, pero pocas movilizaciones y acciones colectivas que busquen un cambio o que le exijan al gobierno una política ambiental. Estas denuncias y demandas indican que el cambio climático está generando, no sólo en Colombia, sino en el mundo, una crisis humanitaria que tiene incidencia en varios aspectos de la vida cotidiana. Por un lado, la pérdida de diversos cultivos incrementa el valor de los productos agrícolas y por tanto la calidad de vida de los campesinos productores como de los consumidores urbanos, se ve afectada. Por otro, los repentinos cambios de temperatura afectan el hábitat en general de la población urbana y rural, trayendo como consecuencia la aparición de nuevas enfermedades infectocontagiosas y el deterioro de la vida social.
La situación socioambiental y socioeconómica en el territorio nacional se empeora, cuando el gobierno nacional presenta como problemas ambientales solamente los desastres naturales (que también son producto humano) y no la ejecución de sus mega proyectos mineros y energéticos, que son realmente el más grave problema socio ambiental de Colombia hoy, desviando la atención a que el verdadero problema es la minería ilegal.  Lógicamente el gobierno nacional es consciente de que la minería a cielo abierto, aunque legal es absolutamente nociva para los delicados ecosistemas donde se está desarrollando.
De esta forma, es plausible afirmar, de acuerdo con el sociólogo francés Pierre Bourdieu, que el debate aupado por el gobierno nacional sobre la ilegalidad de la minería es un “debate falsamente verdadero”, pues le hace creer a la ciudadanía que el verdadero problema de la explotación minera es su ilegalidad y, por tanto, hay que combatir la ilegalidad del oficio, cuando lo que está de fondo en este asunto es que la minería legal, en manos particulares, no contribuye al desarrollo de la nación y que los megaproyectos mineros y energéticos son mega problemas ambientales tan graves o peores como el fenómeno de la niña. Y frente a este contradictorio panorama del cambio climático, nos preguntamos ¿por qué no hay movilización ambiental en Colombia?
Por un lado, las comunidades que viven directamente en las zonas y/o territorios donde se desarrollan grandes proyectos mineros, hidroeléctricos o carboníferos, que afectan claramente los ecosistemas de cada zona, están resolviendo día a día sus precarias condiciones de vida, de forma que la acuciante cotidianidad no permite organizarse políticamente para movilizarse por causas ambientales, sumado a que, generalmente, son zonas de conflicto político, donde las comunidades están en medio del poder de los diversos grupos armados, y sus posibilidades de expresión con coaccionadas por tales grupos y por las propias multinacionales a partir de pírricas prebendas que se publicitan bajo el eufemismo de la responsabilidad social.
Por otro lado, quienes tienen más claridad intelectual frente al daño ambiental que parece irreversible e irreparable al que se avecina Colombia, no logran articular sus denuncias, investigaciones y reportajes a una gran movilización socioambiental. Son esfuerzos intelectuales aislados e individuales, cuya expresión ameritaría un pronunciamiento colectivo, de carácter académico con claros fines político-ambientales.
Así pues, otro de los efectos del cambio climático en Colombia son las profundas contradicciones socioambientales que no permiten identificar los verdaderos responsables de esta crisis.