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martes, 27 de septiembre de 2011

Sobre las elecciones y los elegidos

Sobre las elecciones y los elegidos

Por, Elizabeth Gómez Etayo.
Socióloga de la Cultura.


Tenemos la mala costumbre de irnos por las ramas y no ver el árbol. En tiempos electorales llueven críticas sobre diversas candidaturas y los lectores incautos caen en el juego oportunista de ir al son que le toquen algunos columnistas amañados. Una columnista de un diario regional, conservador y taimado, aprovecha la coyuntura electoral, y la confusión, para irse lanza en ristre contra una candidata a la Alcaldía de Cali. No voy a defender esta candidata ni su candidatura. Pero si quiero referirme a los argumentos de la columnista para llevar la discusión a otro ámbito y no personalizar de manera tan fácil el juicio contra una candidata en particular.
Se esgrime que los candidatos a las distintas corporaciones públicas deben tener la preparación suficiente para gobernar una ciudad, un departamento o una nación. Pero los títulos no garantizan el manejo ético de los recursos públicos ni del ejercicio político. Y eso es más importante que tener cartones. Diversos ejemplos nacionales nos ilustran al respecto. Hagamos memoria.
Luiz Inacio Lula da Silva, expresidente de Brasil, no tenía una carrera universitaria, y no lo hizo tan mal, por lo menos lo hizo mucho mejor que los últimos presidentes colombianos. Y consciente de la debilidad en su formación académica, no quiso que el futuro de las próximas generaciones de brasileños fuera la suya, de esta forma amplió la cobertura educativa en Brasil. Ampliada realmente, no como los remedos de reformas educativas que aquí en Colombia se anuncian. Y, repito, Lula no era ni siquiera Licenciado en Educación Física. Era un obrero sindicalizado de la empresa metalúrgica, un hombre humilde que estuve siempre en la orilla de la desigualdad social, desde donde las cosas se ven diferentes.
Por otro lado, los más ilustres académicos colombianos han ocupado altos cargos públicos. De las mejores universidades del país egresan futuros Ministros de Hacienda, de Agricultura, de Salud, de Educación y de Comunicaciones, por solo nombrar algunos. Pero su conocimiento no se ha caracterizado por tener sesudos análisis de la nación donde se redistribuya la riqueza y se disminuya la pobreza. Todo lo contrario. Su conocimiento ha estado al servicio de la corrupción y el clientelismo de los más altos estratos.
Algunos ex presidentes se pavonean por el mundo, exhibiendo sus créditos académicos de Harvard y London School of Economics, para tratar de ocultar con esta cortina de humo sus fraudulentos vínculos y lazos, cada vez más difíciles de esconder, con dineros mal habidos y gravísimas violaciones de derechos humanos.
Sin embargo, parece que la memoria colectiva colombiana siguiera relacionando colores de piel con incapacidad y todavía nos cuesta relacionar corbatas con grandes robos. Mejor dicho, como dice un graffiti en el centro de Cali: era más fácil cuando los únicos que robaban eran los ladrones. Pero de eso poco se habla. Qué será mejor, ¿Los humildes al poder o que los ilustres nos sigan gobernando?

1 comentario:

  1. El ejemplo que ofreces de Lula da Silva comprueba una vez más la importancia ante todo de la voluntad politica para enfrentar la pobreza y luchar contra la desigualdad, diferente al caso colombiano que gobernantes con más estudio poco ofrecen para crear politicas eficaces para contrarestar nuestros agudos problemas sociales.

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