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martes, 22 de noviembre de 2011

¡QUE UN ESTUDIANTE VALGA MÁS QUE UN SOLDADO!

Ya sabemos cómo es una sociedad donde sostener a un soldado vale 5 veces más que sostener a un estudiante. Es una sociedad insegura, violenta, intolerante e irrespetuosa. Que vive a la defensiva; desconfiada porque el vecino puede ser su enemigo. Una sociedad sitiada que se acostumbró a irse a dormir temprano porque la noche sólo representa peligro y represión. Cuando grandes capitales del mundo tienen librerías, bibliotecas, centros culturales y centros artísticos abiertos 24 horas al día. Nos hemos tristemente acostumbrado a vivir así, en una sociedad donde tener educación y salud es muy costoso. Donde la seguridad ciudadana se la tiene que proveer el propio ciudadano y donde ya no nos sorprende el crimen más reciente.

Ahora imaginemos cómo sería una sociedad donde el sostenimiento de un estudiante valiera 5 veces más que el sostenimiento de un soldado. Imaginemos una sociedad donde los ciudadanos vayan a un colegio o a una universidad a matricular a sus hijos y no se encuentren con talanqueras económicas de ningún tipo. Una sociedad donde cualquier ciudadano puede ir a un centro de salud con la plena seguridad de que será atendido y no morirá en la puerta desahuciado por falta de atención. ¿Se imaginan? Podríamos tener una sociedad con grandes centros de investigación, de tecnología, de ciencia, de arte y de cultura al servicio del bienestar de la población. Donde las universidades sean el motor del desarrollo social. Verdaderas locomotoras.

Una sociedad que confía en su capacidad e ingenio para progresar, una sociedad pacífica, tolerante y respetuosa porque los niños han tenido la oportunidad de jugar con balones y de tocar un violín, y no se han visto obligados a cargar fusiles. Donde las únicas pistolas que manipulen sean de agua. Donde las niñas puedan ir a excelentes conservatorios de ballet clásico y de música y no tengan que humillarse por varias semanas buscando su factor X. Donde la gente confía en su vecino porque también ha tenido igualdad de oportunidades. Donde las nuevas generaciones crezcan con la confianza de que con su conocimiento e imaginación pueden contribuir al progreso de su sociedad. Donde los artistas van a importantes centros de arte para prepararse en música, teatro y diversas bellas artes, sin tener que cambiarse el nombre en falsos e improvisados conservatorios.

Una sociedad educada, donde ser estudiante sea una expectativa mayor a la de ser un soldado, será una sociedad mejor preparada para asumir los inevitables cambios ambientales. Una sociedad educada será una sociedad más justa, donde cada muerte violenta duela tanto como si fuera de un pariente cercano. Una sociedad educada, verdaderamente educada, será una sociedad con esperanza. Esta sociedad es posible. Depende de transformar el modelo económico, social y cultural que hemos tenido y quizás un comienzo podría partir de construir una verdadera reforma educativa, donde se promueva un cambio fundamental del modelo educativo que tenga implicaciones sobre el modelo social en general. Un modelo educativo amplio, integral, equitativo, universal. Donde la gratuidad y la calidad sean dos criterios inexorables e innegociables. Porque si existen los recursos para sostener soldados también tienen que haber para sostener estudiantes de calidad. Ojalá las visitas por el llamado primer mundo le sirvieran a los gobernantes para comprender que invertir en salud y en educación en su población, paga.

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